Así como muchas madres trabajan dentro de casa, no solo en las actividades domésticas y cotidianas, otras trabajamos también fuera. En la actualidad los roles que cumplimos las mujeres son diversos: esposas, madres, profesionales, hijas, etc… y queremos cubrirlos todos de la mejor manera y por que no? Si para eso nos entrenó la sociedad, para hacernos creer que podemos cubrir todos los espacios. Pero en ese intento podemos volvernos “locas”.
En medio de este vendaval, nuestros hijos/hijas requieren y solicitan nuestra atención. Surge la pregunta: ¿cómo manejar la situación sin que la culpa se apodere de mi vida?
En primer lugar, debes tener claras tus prioridades. ¿Hasta que punto vas a llegar al momento de cumplir tus obligaciones laborales, los horarios y los acuerdos a los que llegas con tu empleador? Es importante que sepas y hagas respetar tu derecho a tener tiempo suficiente para compartir con tus hij@s y familia. No trates de hacerlo todo perfecto, pero sí de manera que a ti te de tranquilidad.
Segundo, la colaboración en casa es importante, no tienes que hacerlo todo tu. Desde pequeños puedes enseñar a tus hijos a que te ayuden a la vez que compartes momentos con ellos, por ejemplo a lavar los platos o poner la mesa. Puedes aprovechar estos instantes para mantener una conversación tranquila sobre lo sucedido en el día. De igual manera la ayuda de tu esposo es imprescindible (y en todos los aspectos que al hogar). No tengas temor de mantener una posición firme y pedir apoyo.
Tercero. Dedica al menos 15 minutos al día para hacer actividades que a tus hijos les gusten. De verdad, ese espacio de tiempo puede hacer cambios muy grandes. Crearás lazos estrechos entre ustedes, que al momento de presentarse conflictos ayudan a que las relaciones no se rompan.
Es cierto, a veces el día a día nos lleva. Sin embargo, de nosotros depende tomar el control y hacer ciertos cambios que nos lleven en la dirección donde realmente queremos ir. ¿En donde te encuentras y hacia donde vas tu?
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